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Mi experiencia apostólica Mty-Saltillo

Esta experiencia de dos semanas me ha gustado mucho y sobretodo me ha ayudado a darle una respuesta a algunas preguntas que tenía gracias a las preguntas que iban haciendo los alumnos y maestros durante el compartir de la experiencia.

Desde que llegue me sentí acogida por todas las sores, el estar en el Colegio Excélsior, me trajo muy buenos recuerdos de cuando yo estaba, también ver las cosas desde el “otro lado”, pero darme cuenta que cada una de las sores demuestran lo que son y no tratan de aparentar otra cosa. El poder convivir con los niños y los maestros, fue una muy bonita experiencia, el poder compartirles mi experiencia vocacional me ha ayudado a recordar qué fue lo que me trajo hasta aquí (que es escuchar/conocer la misión que Dios tiene para mí, saber a qué me ha llamado). El conocer las demás comunidades, tanto de Monterrey como de Saltillo, me dio mucha alegría y me sentí muy bendecida por Dios, pues pude darme cuenta que todos los niños y jóvenes con los que trabajan son sencillos y alegres y eso se ve reflejado en todos ellos, ver que aunque las comunidades tienen diferentes obras, a la hora de reunirnos, en todas se muestra la misma alegría de estar trabajando por los niños y jóvenes, también la cercanía y el compartir de cada una de las sores me han hecho sentir como en casa.


Poder detenerme un momento, los espacios de oración comunitarios y personales, me han ayudado a acercarme más a Dios y prestar más atención a aquello que desea de mí, el poner en sus manos mi vocación y saber que las decisiones futuras serán las que Dios puso en mi corazón, las cuales iré dándoles más forma e ir tomando esas decisiones conforme a su voluntad.

Haz, Señor, que conozca tus caminos, muéstrame tus senderos.


Feliz el hombre que pone en Dios su confianza. (Salmo 24. 39)


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